sábado, 23 de diciembre de 2006

Hijas


Un amigo, lejano ahora en mi pasado casi olvidado, decía que su pequeño hijo era su isla, a la que se aferraba para seguir viviendo. Encontraba en él la razón de su existencia.
Esta foto de Lucía y Eulogia es de principios de los ochentas. Las veo tan graciosas y desprolijas! Seguramente las interrumpí en medio de un juego que las divertía mucho. Si alguna vez pensé en ellas como mis islas salvadoras, estaba equivocado. En todo caso, son el principal motivo de mi vida si, pero no la razón de mi existencia. Saber que están me hace feliz y con eso me conformo. Es cierto en un punto: son islas, independientes y orgullosas, sensibles. No se atan a mi y yo no trato de retenerlas. Las sigo mirando hasta cuando se alejan.